Ramón Barquero Baena (Centro de Lenguas Modernas)
“El lenguaje es el mapa de una cultura. Te dice de dónde viene su gente y a dónde se dirigen”. (Rita Mae Brown)
Aprendió a utilizar la palabra con la precisión del arquero que rara vez yerra el blanco. Conocedora de que, incluso en su función más retórica, la lengua siempre persigue un objetivo pragmático, no daba puntada sin hilo con cada frase que hilvanaba. Ensimismada en esa invaluable habilidad, tardó en darse cuenta de que aunque, para lo bueno y para malo, fuera la responsable última de todo lo que dijera, sólo poseía el usufructo pero no la nuda propiedad de las pequeñas piezas que, una vez bien engranadas, cimentaban su discurso.
Alguien con autoridad en la materia le explicó un buen día que la lengua que hablaba era la forja y, por tanto, el testimonio del largo bagaje de una cultura ancestral. Le contó que cada palabra, cada frase hecha, cada expresión, tenían su razón de ser y daban buena cuenta de las vivencias de sus antepasados; de las penurias de sus abuelos; de historias de héroes y villanos, de traidores y mártires, de sátrapas y libertadores; de obras literarias universales y de leyendas aldeanas transmitidas de padres a hijos por vía oral; de pueblos invasores y de conquistas emprendidas que, en ambos casos, dejaron su huella indeleble en el alma del idioma; de guerras fraticidas; de poetas y espadachines; de playas, montañas y ríos; de siglos oscuros y edades de oro; de palacios de cuento y muros de adobe cocido; de movimientos y movidas; de epidemias connaturales con su época y de anacrónicas pandemias que acabarían definiendo una era y dejando secuelas también en el habla.
Fue ese el preciso instante en el que descubrió el amor que sentía por el mejor legado que sus mayores le podían haber dejado. Era la antesala de una decisión que cambiaría su vida para siempre: convertirse en profesora de español. Barruntó que no había mejor manera de mostrar al mundo la belleza de su lengua, fiel reflejo de una manera de pensar y vivir sin par. Se propuso convertir su enseñanza en un arte que llevara a sus estudiantes de cualquier rincón del planeta a un estado de sortilegio similar al que ella se hallaba sometida. Soñó que, de esta manera, forjaría nuevos hispanistas, traductores, escritores y, ¿por qué no?, quizás también futuros profesores, paladines del español en el mundo que contribuirían a que las conquistas por llegar fueran las de una lengua y una cultura universales.
El siguiente gráfico muestra la distribución por países de los casi 22 millones de estudiantes de español repartidos por el mundo, cifras que dan fe de la demanda de profesores ELE previa a la irrupción de la pandemia y que se espera que se dispare una vez superada ésta.
Si tu deseo es encaminar tus pasos profesionales hacia el apasionante universo de la enseñanza de español ELE, el Centro de Lenguas Modernas te ofrece la iniciación ideal por medio del Diploma de especialización para la formación inicial de profesorado de español como lengua extranjera. Este programa lleva el sello de una institución pionera en la formación de profesorado ELE, como muestra el número de profesores de español de todo el mundo, más de 5000, que ha pasado por sus aulas, así como el nombre de los organismos oficiales con los que el CLM ha colaborado tradicionalmente y de manera regular en tareas de formación: Instituto Cervantes, Consejerías de Educación de las Embajadas de España en diferentes países, entre las que destaca la Consejería en Washington, y la Subdirección General de Cooperación Internacional del Ministerio de Asuntos Exteriores, entre otros.
Si el español te llama, no dudes en acudir a su llamada.